Veinte Años de la Rosa de los
Vientos en Ripoll
Todo viajero tiene
su propia agenda y lo que bien emociona a uno quizá no sea tan interesante para
el otro. En esta entrada quiero compartir una experiencia que para nosotros fue
única y guardaremos en un lugar muy especial entre los recuerdos de nuestro reciente
viaje a Cataluña. Cuando mi esposo y yo viajamos, es muy importante para
nosotros convivir con la gente, aprender de ellos y saber más de sus costumbres
y de los lugares donde viven.
Llovía cuando
llegamos a Ripoll. Era la única noche
del viaje que no teníamos previamente reservada y sin saber en dónde pasar la
noche, fuimos a la oficina de turismo para pedir recomendaciones. Ripoll cuenta con menos de 11,000 habitantes y es la
capital de la comarca del Ripollés, situada en la confluencia de los ríos Ter y
de su afluente Freser. Atrae turismo por su gran monasterio, mercado regional y
muchísimas fiestas locales. El fin de
semana de nuestra visita, celebraban la Fiesta Mayor de Sant Eudald, patrón del pueblo.
Nos recomendaron un
modesto hotel del otro lado del río y mientras nos registrábamos me llamó la
atención un poster con una fotografía panorámica de la ciudad. “Yo quiero una foto como esa,” le dije al
recepcionista. “Ah,” me respondió. “Esta
foto se tomó desde la montaña y si ustedes desean, pueden unirse a una caminata
que los llevará hasta arriba.” Me entregó un papel anaranjado con todas las
actividades de la Fiesta Mayor y leí:
Dissabte 14,Caminada en commemoració dels 20 anys de la Rosa dels Vents.
Sortida: 9 h aparcamt d’Ordina
Organitza: Club Excursionista Ripoll

Amaneció un poco
nublado. Optimista que soy, imaginé que
las nubes se disiparían conforme subiera el sol. Llegamos al estacionamiento donde se
reunirían los excursionistas. Una docena
de personas, todas mayores de cuarenta años conversaban en un círculo. “Buen día”, saludé a todos y a nadie en
particular. “Buen día”, respondieron ellos y siguieron hablando en Catalán.
“Nos dijeron que la
caminata es abierta al público”, expliqué nuestra presencia. “Así es.” Me
respondió una señora de cabello largo y sonrisa afable. Luego dijo algo que no
entendí. “No hablo Catalán.” Me diculpé.
“¿Pero lo entendés?”, me pregunto ella. “No, tampoco. Soy Mexicana y mi esposo
Americano.” Al saber eso nos saludaron
cálidamente e hicieron el esfuerzo de dirigirse a nosotros en español.
Fue una caminata
inolvidable. La camaradería entre ellos
es palpable. El grupo ha existido más de cincuenta años y este grupo en
particular tiene más de veinte años participando juntos. No recuerdo nombres
exactos, pero sí los gestos de amabilidad, el interés por saber un poco más
acerca de nosotros y la gentileza y alegría con que nos guiaron por el sendero
tantas veces recorrido por ellos y totalmente nuevo para nosotros.
“Todo esto era mi
campo de juegos cuando era un chaval,” nos contó un señor de porte elegante y
anteojos que dijo tener setenta y cinco años.

Mayo 14, 2016
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Caminata Conmemorativa del vigésimo aniversario de La
Rosa de los Vientos en Ripoll
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