Día 6 – Las Guacamayas
(Marzo 12, 2014)
Este centro
eco turístico está ubicado en una comunidad pequeña. Llegamos bien cansados así que anoche simplemente
jugamos cartas y descansamos en las hamacas.
El lobby del hotel tiene wifi, y los hijos querían estar allá un rato
para hablar con sus respectivos novios.
Me llama la
atención que en ningún hotel ha habido teléfono en las habitaciones, en muy
pocos hay tele, pero todos tienen wifi. También
me llama la atención que en los mercados, vemos a los inditos vestidos con sus
trajes regionales, con rebozo y con huaraches, pero todos portando su
celular.
Bueno, pues
creo recordar que esa noche tuvimos mucho calor. Las camas tenían mosquitero y yo insistí en
que los usáramos, pues aunque cortaban la circulación del aire, yo no quería
ciempiés ni arañas cayendo del techo de vigas de madera.
El río que
pasa por este lugar, normalmente es azul como el de las nubes, sin embargo,
cuando estuvimos allí había llovido mucho y parecía un lodazal, por lo tanto no
me impresionó tanto. La tarde anterior,
cuando llegamos, estábamos en el restaurant comiendo, cuando escuchamos un
rugido bastante salvaje. Son los monos
aulladores, o saraguatos, nos dijo un mesero y nos acompañó hasta un árbol
donde pudimos ver una familia completa de cinco monos. Fue divertido.
La mañana
siguiente, nos levantamos temprano para ir con un guía a una caminata por la
comunidad. Nos llevó a ver la flora y la
fauna. Nos enseñó varios nidos de
guacamayas, las parejas se quedan juntas de por vida, nos enseñó plantas de
aguacate, un árbol de canela, flores exóticas, más monos y también caminamos
por la comunidad. La verdad ya no me
acuerdo que más vimos, pero fue interesante. Cuando llegamos al lobby, vimos un
pequeño venadito, todavía tenía las pintitas blancas, como Bambi, que se había
fracturado dos piernitas al intentar brincar una cerca. Mi hija se enamoró de él y se quedó jugando
un ratito con el animalito. Más tarde la
dejaron que le diera el biberón. Sin más
salimos del hotel a eso de las doce con rumbo a Benemérito de las Américas y
Pico de Oro, para tratar de encontrar una vulcanizadora que nos pudiera
arreglar el rin de la llanta.
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