Turulata
Turulata
Cuando estaba en
la universidad, era administradora del laboratorio de computación. Contábamos con una flamante PDP 11/45 con
64Kb de memoria y dos discos duros para que cientos de estudiantes pudieran
completar sus asignaturas. Hoy en día, una
tarjeta de memoria para mi cámara cuesta menos de $20 y puede guardar 16
Gigabytes de información. El equivalente a 16 millones de Kb. Con la computadora que compramos para que mi
hija se llevara a la universidad, nos regalaron una tableta tipo “Android”. La
memoria de este pequeño aparato es mucho más de lo que me hubiese podido
imaginar hace treinta años. Se ha convertido en mi libro portátil con conexión
inmediata a la biblioteca pública de San Antonio y a la aplicación de Kindle©
de Amazón. Además he tenido que aprender un sinfín de cosas nuevas para poder
navegar por el mundo de las bibliotecas virtuales. Tengo mi nombre de usario,
mi clave única, los aparatos a los cuales puedo descargar mis ebooks:
computadoras, iPhones, Kindles, etc.
Puedo usar la nube (iCloud), puedo prestar el libro, registrar el libro.
Cambiarlos, rentarlos, hacer una crítica literaria, recomendarlos. En fin, todo esto me tiene literalmente
Turulata. Una cosa nueva por día – Me
convenzo que mi cerebro todavía puede aprender aunque ya no puede retener
tanto. ¿Cuántos Gb habrá en mi cerebro?
2 comments :
El avance a paso vertiginoso de los logros en cibernética nos dejan tanto pasmados como abrumados. A duras penas puede uno aprender a utilizar un dispositivo nuevo, cuando ya está saliendo su reemplazo o la “versión actualizada” y con eso empieza nuevamente el círculo vicioso de la proverbial eterna curva de aprendizaje.
Lo maravilloso de ello es que la creatividad del cerebro humano no parece dar abasto a lo constantemente innovador; lo decepcionante es que crea una fatiga de actualización eterna que quizás pudiera frustrarnos.
Prueba de ello es el título de tu aportación.
André
Que alegre ver que segues visitando mi sitio!
Gusto en verte ;)
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