El Regreso…
El último año ha sido una época de reajuste para nosotros.
Se quedó el nido vacío y nos cuestionamos si todo lo que hicimos por los hijos
a lo largo de los años fue suficiente. Los ve uno a distancia y a veces es muy
difícil identificar al pequeño que creció entre nosotros y en quien volcamos
todo nuestro cariño y dedicación. Son
hombres hechos y derechos con sus idiosincrasias particulares, su sistema de
valores, sus sueños, sus propias penas y preocupaciones, y en un alejamiento
tanto geográfico como emocional a veces el corazón de mamá sufre por no
tenerlos cerca.
Algo similar sucedió con el perrito guía que teníamos
bajo nuestro cuidado. Ya con anterioridad escribí acerca de él. Dasher estuvo con nosotros un año y tenía un
leve problema para controlar sus movimientos intestinales. Como perro guía en
entrenamiento, era absolutamente necesario que pudiera caminar ‘limpiamente’.
Esto es, no hacer popo. Como no pudimos
cambiar esa conducta, hace once meses lo regresamos a la escuela para que ellos
encontraran a alguien con más experiencia que pudiera ayudar a que el perrito tuviera
éxito y fuese aceptado en entrenamiento avanzado.
No sabemos si fue algo fisiológico o emocional, el
caso es que Dasher nunca aprendió a controlarse en las caminatas y quedó
descalificado para ser perro guía. La semana pasada recibimos una llamada y nos
preguntaron si estábamos interesados en adoptarlo formalmente, como mascota.
Es un compromiso a largo plazo, y si se tratase de
cualquier otro animalito, probablemente hubiéramos dicho que NO. Sin embargo estamos
hablando de Dasher, un perrito a quien educamos desde los dos meses y a quien
queremos con todo el alma. Aceptamos y ¡fuimos elegidos!
El jueves pasado firmamos papeles de adopción, pagamos
la cuota necesaria de $1 y Dasher regresó a casa.
¿Se puede aplicar esta analogía a los hijos que están
lejos y un tanto distanciados de sus padres?
2 comments :
El cariño y el amor filial se metamorfosean para acoplarse a la situación presente.
Francamente, no veo mucha diferencia entre querer a los hijos y el querer un animal, porque sigue siendo amor encauzado hacia un ser querido. Quizás yo no sea la persona calificada para decir esto porque nunca tuve hijos, no obstante he sido privilegiado por la vida de otros modos.
Quizás Dasher sea la manifestación física para justificar tu sentimiento materno que subconscientemente anhelabas ejercer tras la partida de tus hijos a la adultez y a sus respectivos mundos profesionales.
Este magnífico cane te dará interminables horas de afecto incondicional y ya verás como en los momentos difíciles te brindará cierta medida de terapia. En esto sí puedo hablar con certeza y autoridad porque tengo tres mugrosas cuadrúpedas, patilpeludas, aulladoras y pedigüeñas.
Dasher fue uno de los renos de Papá Noel y por eso amerita una golosina adicional durante las fiestas navideñas.
Quizás en alguna futura visita a tu casa, me aseguraré de llevarle algo que sea de su gusto.
Ya ves que el nido no está tan vacío.
¡Guau, guau!
André
Me deja siempre con una sonrisa.
Saludos, nos comunicaremos al regreso de mi viaje!
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