Cuando era chica, pensar tener sesenta años, era una barbaridad. Cómo tantos. Voy a ser una anciana. Mi abuelita, con cincuenta y tantos, con su chonguito, su vestido de lunares o negro y sus medias elásticas, era el estereotipo de una anciana hecha y derecha.
Los tiempos han cambiado mucho, y hoy en día, una señora de sesenta años puede vestirse con yoga pants, hacer spinning, pintarse el cabello y estar en forma. Llego a esta etapa de mi vida preparada con muchas experiencias, alegres y tristes, buenas y malas, grandes y chicas, importantes y sencillas. En fin, me enfrento al futuro a sabiendas que ya es la última etapa de mi vida. Es el otoño o el invierno, dependiendo de cuánta vida me otorgue mi buen Dios.
Y así pues, me preparo para vivir al máximo, disfrutar cada momento, amar a mi alrededor y gozar con alegría y júbilo los momentos que me quedan de vida. ¿Porqué habré esperado tanto para adoptar esta postura?
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