Tuesday, December 13, 2016

Medio Maratón Rock and Roll - San Antonio


Medio Maratón Rock and Roll 2016



Siempre quise tener una de esas calcomanías que dicen 13.1.  El año pasado me compré una muy bien merecida al caminar mi primer medio maratón.  La calcomanía se quedó pegada en el refrigerador y se me olvidó ponerla en el carro.  Al final de cuentas, no es la calcomanía lo que cuenta sino la experiencia; así que este año, volvimos a caminar las 13.1 millas durante el maratón del Rock and Roll de San Antonio, Texas.

El clima no cooperó y sin embargo, la pasamos padrísimo. A pesar de la lluvia, del aire y del frío, reinaba entre los participantes una gran armonía.  Mi meta era terminarlo y lo hice en 3 horas y 35 minutos.  La ruta está muy bien marcada y en cada milla tienen una banda que ameniza.  Me llena de energía oír la música y a los porristas.  En el camino pasamos por el parque Breckenridge que es una belleza, las hojas anaranjadas y amarillas, tiradas por el piso, nos hicieron sentir en pleno otoño.  Los voluntarios nos daban agua, gatorade, rebanadas de naranja y ánimos. Sobre todo, ánimos. 

Al pasar la milla 12, nos encontramos con mi marido y el esposo de una amiga esperándonos desde las filas de espectadores. Fue una grata sorpresa.  Neil me acompañó en la recta final y terminamos juntos.  Con la emoción del momento se animó a caminarlo con nosotros el año que entra.  Es curioso, algo que pensé que nunca haría y ya voy por la tercera vuelta.  ¡La vida nos da sorpresas, sorpresas nos da la vida!
















Monday, November 21, 2016

Segundo Lugar en el III Concurso de Relatos Cortos sobre el Camino de Santiago

Una gran Noticia!

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ASOCIACION DE AMIGOS DEL CAMINO DE SANTIAGO MOZARABE SANABRES
Carretera Nacional 525. Km. 49.
49326 RIONEGRO DEL PUENTE. Zamora. España

III CONCURSO DE RELATOS CORTOS SOBRE EL CAMINO DE SANTIAGO


ACTA.



En Rionegro del Puente, Zamora, siendo las  12    horas del día  20  de Noviembre  de dos mil dieciséis se reúne el Jurado del III Concurso de Relatos cortos organizado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Mozárabe Sanabrés.

Dicho jurado está formado por
 - Dña. Aquilina Simal Santiago
-  D. Antonio Colino Tostón y
- Dña. Adela Mateos Felipe, que actúa como Secretaria del Jurado.

Una vez leídos todos los relatos presentados a este certamen el Jurado ha otorgado los siguientes premios:

PRIMER PREMIO al relato titulado: “UNA HISTORIA EN EL CAMINO”
Cuyo autor es: ANTONIO-ESTEBAN GONZALEZ ALONSO (Cacabelos, León)
SEGUNDO  PREMIO al relato titulado: “TELEGRINOS”
Cuya autora es: BERTHA JACOBSON (San Antonio, Texas, Estados Unidos)

TERCER PREMIO al relato titulado: “RETORNO AL PRESENTE”
Cuyo autor es: JOSE MANUEL LEDO SANTISO (Vigo, Pontevedra)

                                                                        
En prueba de conformidad, todos los miembros del Jurado firman el presente acta en la fecha y lugar arriba indicados.


Sello y firmas.


Wednesday, June 1, 2016

Veinte Años de la Rosa de los Vientos en Ripoll


Veinte Años de la Rosa de los Vientos en Ripoll




Todo viajero tiene su propia agenda y lo que bien emociona a uno quizá no sea tan interesante para el otro. En esta entrada quiero compartir una experiencia que para nosotros fue única y guardaremos en un lugar muy especial entre los recuerdos de nuestro reciente viaje a Cataluña. Cuando mi esposo y yo viajamos, es muy importante para nosotros convivir con la gente, aprender de ellos y saber más de sus costumbres y de los lugares donde viven.

Llovía cuando llegamos a Ripoll.  Era la única noche del viaje que no teníamos previamente reservada y sin saber en dónde pasar la noche, fuimos a la oficina de turismo para pedir recomendaciones.  Ripoll cuenta con menos de 11,000 habitantes y es la capital de la comarca del Ripollés, situada en la confluencia de los ríos Ter y de su afluente Freser. Atrae turismo por su gran monasterio, mercado regional y muchísimas fiestas locales.  El fin de semana de nuestra visita, celebraban la Fiesta Mayor de Sant Eudald, patrón del pueblo.

Nos recomendaron un modesto hotel del otro lado del río y mientras nos registrábamos me llamó la atención un poster con una fotografía panorámica de la ciudad.  “Yo quiero una foto como esa,” le dije al recepcionista.  “Ah,” me respondió. “Esta foto se tomó desde la montaña y si ustedes desean, pueden unirse a una caminata que los llevará hasta arriba.” Me entregó un papel anaranjado con todas las actividades de la Fiesta Mayor y leí:
Dissabte 14,
Caminada en commemoració dels 20 anys de la Rosa dels Vents.
Sortida: 9 h aparcamt d’Ordina
Organitza: Club Excursionista Ripoll


Me volví a mi marido y le dije, “Si no está lloviendo mañana, nos unimos a esta caminata.”  En otras ocasiones me he puesto terca de que tenemos que hacer lo que está agendado, como la ocasión en que visitamos San Francisco, California y tenía planeado ir a una montaña en medio de la ciudad desde donde se pueden admirar vistas de 360°.  Una gruesa bruma cubría la bahía y la visibilidad era casi nula, pero yo insistí en ir. Apenas podíamos ver objetos a 10 metros de distancia, y por supuesto las vistas espectaculares no se lograron ese día (ver foto adjunta) pero eso no nos privó de divertirnos. La corriente de aire era tan fuerte que nos pusimos a jugar a tratar de caernos al suelo y ¡el viento nos sostenía a 45º, 60º o casi 75º! Pero bueno, disculpen mi desvarío.  Este paréntesis se hizo para dar a entender que si llovía al día siguiente, no iríamos a la caminata.

Amaneció un poco nublado.  Optimista que soy, imaginé que las nubes se disiparían conforme subiera el sol.  Llegamos al estacionamiento donde se reunirían los excursionistas.  Una docena de personas, todas mayores de cuarenta años conversaban en un círculo.  “Buen día”, saludé a todos y a nadie en particular. “Buen día”, respondieron ellos y siguieron hablando en Catalán.

“Nos dijeron que la caminata es abierta al público”, expliqué nuestra presencia. “Así es.” Me respondió una señora de cabello largo y sonrisa afable. Luego dijo algo que no entendí.  “No hablo Catalán.” Me diculpé. “¿Pero lo entendés?”, me pregunto ella. “No, tampoco. Soy Mexicana y mi esposo Americano.”  Al saber eso nos saludaron cálidamente e hicieron el esfuerzo de dirigirse a nosotros en español.

Fue una caminata inolvidable.  La camaradería entre ellos es palpable. El grupo ha existido más de cincuenta años y este grupo en particular tiene más de veinte años participando juntos. No recuerdo nombres exactos, pero sí los gestos de amabilidad, el interés por saber un poco más acerca de nosotros y la gentileza y alegría con que nos guiaron por el sendero tantas veces recorrido por ellos y totalmente nuevo para nosotros. 

“Todo esto era mi campo de juegos cuando era un chaval,” nos contó un señor de porte elegante y anteojos que dijo tener setenta y cinco años.

Otro caballero nos enseñó un manantial donde se puede beber y otro más señalaba las ruinas de diferentes ermitas. Caminamos dos horas y media hasta llegar a una torre repetidora en la cima de la montaña.  Ya no se utiliza, pero como dijeron ellos, cuesta más desmantelarla que dejarla allí.  Fuimos bajando por la ladera hasta llegar a un claro desde donde se podían ver todas las montañas en el horizonte.  Sobre una plataforma circular descansa una rosa de los vientos y el perfil de todas las montañas visibles en el horizonte, una verdadera obra artesanal.  El día había despejado y pudimos disfrutar totalmente del paisaje.  Se encontraron allí con un señor que venía con su esposa e hija.  Se dirigió al grupo en Catalán y dio un breve discurso para conmemorar los veinte años de la instalación de la Rosa de los vientos.  Dos de los miembros fueron quienes idearon, diseñaron y ejecutaron el proyecto en 1996 bajo el patrocinio del Club Excursionista Ripoll.  Nos tomamos la foto del recuerdo y bajamos hasta el estacionamiento.  Nos despedimos de nuestros nuevos amigos deseándoles mucho éxito en todas sus excursiones y agradeciéndoles de corazón su gentileza y hospitalidad. Fue para nosotros una gran excursión y ha plasmado en nuestra memoria un recuerdo maravilloso.

Mayo 14, 2016
Caminata Conmemorativa del vigésimo aniversario de La Rosa de los Vientos en Ripoll

Wednesday, May 4, 2016

Disaster City, College Station


Disaster City – College Station, TX



Hay un bombero en la familia, se graduó de la academia el mes pasado y fuimos a College Station para celebrar su graduación.  Como parte del programa nos invitaron a visitar las instalaciones de la academia, TEEX Texas A&M Engineering Extension Services.

Uno de los mejores sitios de capacitación para personal del orden público, goza con una reputación internacional ya que proporcionan entrenamiento a más de 170,000 estudiantes procedentes de 80 países.  Cuentan con equipo para hacer simulacros de incendios urbanos, industriales, terremotos, huracanes e inundaciones.  Los edificios de Disaster City, como se conoce este sitio están suspendidos en plataformas y con paredes plegables que pueden colapsarse en un momento. 

Al conducir por esta ciudad del desastre, aún a sabiendas de que todo está orquestado para simular trágicos acontecimientos nos sentimos oprimidos por el pesar.  El tren descarrilado me trajo recuerdos de compañeros que perdieron la vida en este tipo de accidentes, y los edificios en ruinas me recordaron imágenes de terremotos recientes donde hubo personas que quedaron enterradas en vida.

De cualquier manera es interesante que existan lugares así donde las personas a cargo de nuestra seguridad puedan recibir buena capacitación para que en el momento necesario sepan qué es lo que deben de hacer.

Muy orgullosa de mi bomberito y deseándole muchos éxitos al mismo tiempo que rezo por su protección y seguridad.


Wednesday, April 13, 2016

Por fin pude volar!


Imagínate que puedes volar.  Imagínate que eres Superman.  Imagínate que puedes desafiar las reglas de la gravedad y puedes elevarte por los cielos.  Pues resulta que no, no es posible hacerlo, pero puedes simular todo lo anterior adentrándote en un túnel de viento. 

No soy una persona que busque las actividades de alta emoción o sobredosis de adrenalina pero siento que me falta mucho por vivir y el tiempo corre y corre sin vuelta atrás.  Tengo cincuenta y pico de años y mi salud es buena, mi condición física regular y mis deseos de nuevas experiencias insaciable.  Mi esposo e hija planean una caída libre en un paracaídas, pero yo no soy tan aventurera. Me conformo con la simulación en un ambiente controlado. Sonriendo de oreja a oreja, les cuento que fue una experiencia inolvidable.

El vuelo es corto, apenas un minuto pero para ser la primera vez, fue más que suficiente.  Nuestro boleto incluía dos turnos. El primero para aclimatarse y el segundo para subir y bajar, ¡emocionante!

En ningún momento sentí temor, mucho menos cuando vi a un par de niños de escasos seis años en fila para su turno. Este hecho me hizo pensar en otras cosas menos positivas. Si cuando cumplen seis años les haces una fiesta donde pueden volar, ¿que tendrás que darles cuando cumplan doce, un viaje a la luna? Sin embargo, heme aquí, con la misma emoción que los pequeños, la mujer cincuentona que apenas va a probarlo por primera vez.

Considero que una de mis cualidades es la capacidad de disfrutar cada momento como si fuera el último y el desafiar la gravedad en condiciones controladas fue la realización de un sueño (véase la entrada del complejo de Peter Pan, Mayo 11, 2015)

En pocos meses abrirán un túnel de aire en San Antonio.  ¡Ya tenemos boletos para ir! ¿gustan?

Wednesday, April 6, 2016

Palabras



He tenido abandonado este sitio por la falta de disciplina. Aquí incluyo el segmento de un cuento incompleto que todavía no sé hacia donde me lleva… Saludos.

Nadie se dio cuenta cuando empezó a leer en voz alta.  

Empezó a leer en voz alta porque decía que las palabras se le escapaban entre los laberintos del cerebro. Corrían más rápido que su pensamiento y no lograba atraparlas. Pensó que si las tenía desperdigadas por la casa, sería más fácil echar mano de ellas durante sus sesiones de escritura.  Como tiras de pasta a medio coser, quería ver las palabras embadurnando las paredes, y fue culpa de Guillerom Jimenez pues empezó con el poético libro de Zapotlán. Después siguió con la Biblia, Cien Años de Soledad, El Corazón de Piedra Verde y una traducción mal hecha de Ana Karenina.  Se le quedaron las palabras sosas y descompuestas sobre la superficie de las paredes y no alcanzaba a ver aquellas bien puestas de las primeras lecturas, como cuando una nube negra cubre el cielo diáfano y no le quedó más remedio que volver a leer a Guillermo Jiménez, como quien lava la mugre de una mesa y pone un mantel nuevo para vestir la casa de fiesta.  Se le quedaron clavelina, cabala, caminchin, mistela, y otras palabras domingueras, pero también disfrutó de la harmonía musical de las oraciones bien formadas como un canto sacro,  a veces las veía sensuales como curvas de mujer desnuda. 

Los familiares que debieron preocuparse por ella un poco más no lo hicieron y con el tiempo, ella fue perdiendo el contacto con la realidad y se fue hundiendo en un pozo de palabras del cual no podía salir.  Dejaba al marido solo en el lecho matrimonial porque a la media noche se le iba el sueño y procedía descalza a leer en voz alta en la cocina, la despensa y hasta en la lavandería.  Después seleccionaba las palabras y las colgaba de las ventanas, las paredes, las puertas y hasta de los focos. Cuando finalmente admitieron que algo estaba mal, ya no hubo marcha atrás.

Thursday, January 28, 2016

Mineral de Pozos, Guanajuato.

Los pueblos mágicos en México son muchos. Cada uno con un singular encanto.  Pueblos que surgieron a través de la historia y cuya importancia económica llega a la cúspide y disminuye con el paso del tiempo hasta desaparecer del mapa. Muchos quedan en la total desolación y son víctimas del olvido. Algunos resucitan gracias al turismo.

Mineral de Pozos, Guanajuato data de finales del siglo XVI cuando se estableció un fuerte para proteger el material que viajaba por el camino conocido como la ruta de la plata. Los Jesuitas se establecen allí y enseñan a los pobladores la forma de explotar las minas. Construyen unos hornos cónicos gigantes que aún hoy en día dominan el paisaje silvestre de la comarca.   Son enormes. Me imaginé el aroma de pan horneado viajando con la brisa matutina y despertando a todos los pobladores de la villa. ¿Acudirían a recoger su hogaza diaria a cambio de rezar el rosario en la capilla? Sé que a mi amigo Pepe le va a gustar ver estas fotografías.

El pueblo alcanzó su máxima popularidad a principios del siglo XX durante la era porfiriana, gracias a la explotación minera.  Hoy en día es posible visitar lar ruinas de algunas de las haciendas mineras y aún en medio de la destrucción y el abandono puede apreciarse la magnitud de la industria en su apogeo.  Existen profundas pozas de acceso y pueden verse los canales de agua para el filtrado de materiales, las calderas de leña y los almacenes todavía son visibles entre los escombros al igual que las grandes casonas de los dueños. Mineral de Pozos llegó a contar con grandes almacenes como Fábricas de Francia y la vida cultural local gozaba hasta de un teatro. 

Hoy a lo largo de la calle principal han surgido hoteles, restaurants y bares para pasar el fin de semana.  Hay varias galerías de arte y tienditas de artesanías. Me gustó mucho visitarlo y le agradezco a mi hermana y a su esposo que me hayan llevado.

Tuesday, January 19, 2016

Viaje de noche en autobús...


Olor a Naftalina y tabaco, a desodorante barato…asientos de terciopelo guinda, gastado…resortes que crujen bajo nuestro peso…el motor diésel zumbando y acelerando las revoluciones por minuto antes de sucumbir al cambio de velocidades, le sigue un suspiro, un descanso….el chofer de turno impecable en camisa blanca almidonada de manga corta, con su apellido bordado sobre el margen del bolsillo izquierdo.  La corbata delgada azul marino hace juego con el pantalón.

No me atrevo a abrir la ventanilla por temor a molestar a mis compañeros pasajeros, casi todos duermen. Es más de la media noche y no hay luna ni estrellas. Nos desplazamos por una carretera desértica, de vez en cuando un tráiler viene en sentido contrario y nuestro chofer le hace cambio de luces para saludarlo.  Por la ventanilla desde el asiento 14 no se ve absolutamente nada. Bien podríamos estar viajando por el espacio sideral. La negrura de la noche se ha tragado todo a nuestro rededor. Cuando el sol salga, podremos ver los campos fértiles y las rancherías, pero ante mis ojos cansados, el vacío de la noche deja todo a mi imaginación. En la distancia se ven alguna luces tintinear, como si fueran veleros en una laguna de agua mansa. 

El chofer disminuye la velocidad.  Estamos entrando a un poblado.  Me pongo de pie y usando los respaldos de los asientos como pasamanos llego hasta el frente del autobús. Intercambio un par de palabras amables con el chofer y me coloco en el primer escalón como si estuviera en el balcón de un barco; desde allí puedo ver la ciudad dormida desplazarse frente a mí, aunque en realidad, soy yo quien viaja.

Como niña bien, mis padres no me dejaban salir de noche, y mucho menos sola.  Desde este punto estratégico del autobús, puedo disfrutar el encanto nocturnal de estos pueblos cuyos nombres nunca conoceré. Callejones vacíos, puertas cerradas, ventanas oscuras, anuncios publicitarios: notario público, dentista, “se arreglan planchas”, tacos de barbacoa, mercería, zapatería, forraje.  Escuela de comercio, academia de baile. En la plaza vemos a tres barredores municipales y un gendarme.  La iglesia está iluminada y una brisa mece las copas de los árboles en una glorieta. Doblamos por una calle angosta, donde el autobús apenas cabe, el chofer vuelve a bajar la velocidad y el autobús resopla.  Casas y casas al ras de la acera. Sus dueños totalmente ajenos y desinteresados a nuestro paso por ese pueblo. Yo imaginándome cómo será la vida detrás de esas puertas, los sueños de sus habitantes, sus amores. En una casa de dos pisos, se alcanza a ver el destello de un televisor detrás de las cortinas de tul. Algún desvelado igual que yo. 

Viajar en autobús de noche, siempre ha tenido un encanto especial para mí. Me abre las puertas a un reino único, el cual no puedo habitar ni de día, ni conduciendo, ni como peatón. Llena mi imaginación de miles de ideas y fantasías.  Es una aventura pasiva, creativa y esplendorosa.

 

 

Thursday, January 7, 2016

Enero 7...


 

Hoy amanecí sombría, pensando en mis muertos. Hay un dicho que dice: enero y febrero, el desviejadero. Mis abuelitos y mi papá murieron en Enero. De hecho mi papá murió un 7 de Enero hace 31 años, y mi abuela el mismo día que él pero tres años antes.  Siempre decimos que ella vino por él y cada 7 de enero se nos pone la carne de gallina. Mi abuelita era muy devota de San José y solía decir que San José nos avisa cuando nos llega la hora, que se escuchan tres toques en la puerta y que ella nos iba a avisar. Abuelita, ¡todavía no!

Otra cosa que quizá no sepan de mí es que me encanta recordar tanto a mis muertitos que marco las fechas en que fallecieron con una cruz en el calendario. Como si fuera un aniversario.  Mi esposo dice que soy una macabra.

Además debo confesar que me gustan mucho los panteones, pero sólo de día. De noche me dan terror. Las visitas al panteón de Dolores durante mi infancia, son un recuerdo bastante agradable. Siempre había una brisa que movía las hojas de los árboles y generaba un lindo tono arrullador.  En el silencio de aquellos andadores larguísimos se escuchaban los pájaros, las cigarras y los grillos.  Cuando entrábamos a alguno de los Mausoleos se sentía un gran fresco, como si estuviéramos en una cava, y nuestras voces reverberaban con el eco.  Mis hermanas y yo nos entreteníamos paseando y viendo los diferentes monumentos de ángeles llorando, o envolviendo algo muy preciado entre sus alas, como en un gesto de protección. Los monumentos más antiguos eran los más ornamentados y bellos. Me gustaba leer las inscripciones y saber quién estaba enterrado allí. Por aquellos tiempos mi ciudad era muy pequeña y las familias se conocían entre sí.

Mi sobrina, quien es un poco más supersticiosa que yo jura que los muertitos se convierten en ángeles, y que su ángel de la guarda fue un niño llamado Daniel que murió en Chihuahua a principios del siglo XX.  Tan segura está de eso que fue a consultar al administrador del panteón y buscar en las actas para encontrarlo.  Yo pienso que los ángeles son ángeles y los muertitos son muertitos y no hay ninguna conversión al llegar al más allá.  Mi amigo Pepe G. ¿Creerá en los ángeles?

Pero bueno, hoy como cada siete de enero recuerdo de entre todos mis muertos, a mi abuelita y a mi papá en especial.  Fueron parte importante de mi vida y ya no están. Lo cual me recuerda el final de una canción de Juan Manuel Serrat:

Si yo pudiera unirme
a un vuelo de palomas,
y atravesando lomas
dejar mi pueblo atrás,
os juro por lo que fui
que me iría de aquí...
Pero los muertos están en cautiverio
y no nos dejan salir del cementerio.

Tuesday, January 5, 2016

Buenos deseos para 2016


Me quedé con las ganas de escribir una última entrada para el 2015, el título iba a ser: Una boda y cuatro funerales, en honor a la película inglesa de Cuatro bodas y un funeral.
En el 2015 le dijimos adiós a mi suegra, a dos tías muy queridas y una gran amiga – las cuatro sucumbieron al cáncer, tres de ellas en el pulmón.  En cuanto a la boda, bueno, era más bien por usar el título porque ni siquiera fuimos ya que estábamos de viaje.  Se cierra el capítulo del 2015 con alegría, tristeza y nostalgia dándole gracias a Dios por haberlo vivido. Y ya con eso nos damos por buen servidos.
Aunque sea cliché, no podemos iniciar el año nuevo, magnifico 2016, sin hacer nuevos propósitos. Me niego a hacer los mismos de siempre: mejor alimentación, más ejercicio, frecuentar amistades, no porque no quiera lograrlo sino porque esas cosas deben de ser parte de nuestra vida cotidiana.
En nuestros países hay una gran serie de tradiciones que la gente acostumbra para despedir al año viejo y empezar el nuevo:
Comer una uva con cada una de las doce campanadas a medianoche para atraer la buena suerte.
Salir y entrar de la casa cierto número de veces con una maleta para viajar ese año.
Barrer la casa para iniciar el año limpio de mugres y estorbos.
Poner los propósitos entre el calcetín y el zapato.
Pasar monedas durante las doce campanadas para que tengamos en abundancia.
Cada país tiene sus costumbres y tradiciones. Algunas son puras supersticiones pero uno se divierte.
Y con el propósito de escribir más, ¡les deseo un muy feliz 2016!